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Es el templo más importante y conocido de la ciudad. Su construcción comienza en el año 1100, durante el reinado de Alfonso VII, y se termina a principios del siglo XIII.
Su mayor importancia como templo la adquiere en tiempos de los Reyes Católicos que lo erigen en Colegiata.
Su planta es de tres naves y crucero rematado por un cimborrio. En la construcción de este templo tuvieron cabida dos estilos: la cabecera, capilla mayor y arranque de las bóvedas laterales del crucero, de estilo románico; el resto del edificio junto con la Portada de la Majestad, de estilo gótico.
El cimborrio, con su correspondiente tambor está dividido por una cornisa en dos cuerpos con ventanas de arcos superpuestos separados por una columnilla de donde arrancan los nervios que convergen en el centro de la cúpula.
En el interior de la sacristía se encuentra el cuadro de la Virgen de la Mosca.
Se trata de una tabla flamenca del siglo XVI que representa a la Virgen con el Niño en brazos mostrándole una fruta, a un lado María Magdalena, al otro un personaje masculino, y en primer plano, sentada, Santa Catalina de Alejandría. Sobre la rodilla izquierda de la Virgen se aprecia la figura de una mosca, que da nombre al cuadro.
Del siglo XIII, recuerda al Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela.
La estructura de la portada es típicamente gótica con arquivoltas apuntadas que albergan figuras representando a ángeles, reyes, patriarcas, profetas, mártires, confesores, vírgenes y obispos.
En el tímpano se representa la Coronación de la Virgen y en el dintel su glorioso tránsito.
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San Lorenzo el Real. Entre las iglesias de estilo mudéjar destaca esta de finales del siglo XII.
Construida en ladrillo consta de una sola nave y ábside. En el interior se encuentra el sepulcro de D. Pedro de Castilla y su esposa y el retablo, obra de Fernando Gallego, ambos del siglo XV.
San Salvador de los Caballeros. Fue construida en ladrillo en el siglo XIII, con tres naves y tres ábsides. Perteneció a la orden de los Templarios como deja ver el escudo que está sobre la puerta sur. En su interior se conservan restos de pinturas murales de diferentes épocas.
Santo Sepulcro. Como las anteriores fue construida en ladrillo a finales del siglo XII. Perteneció a la orden del Santo Sepulcro. En su interior se pueden apreciar tres naves con tres ábsides que quedan ocultos al exterior por construcciones adyacentes.
San Pedro del Olmo. Edificación del siglo XIII. Actualmente se conservan ruinas restauradas en cuyo ábside se pueden ver restos de pinturas murales góticas.
Ermita de Nuestra Señora de la Vega (Cristo de las Batallas). Edificación del siglo XIII. Distante de la ciudad a 1,5 Km. en medio de la campiña. Consta de una sola nave y ábside. Toda la cabecera está cubierta de pinturas murales recientemente restauradas.
San Julián de los Caballeros. Diseñada en el siglo XVI por Rodrigo Gil de Hontañón, su portada procede del desaparecido convento de San Ildefonso.
Santo Tomás Cantuariense. La iglesia data del siglo XII y fue reconstruida a finales del siglo XVIII. Tiene tres naves con tres capillas en la cabecera. Destaca el retablo mayor de la escuela de Berruguete
Santísima Trinidad. Reedificada en el siglo XVI. De la misma época destaca el retablo mayor, obra del artista toresano Lorenzo de Ávila.
San Sebastián de los Caballeros. Construcción del siglo XVI de una sola nave.
Sirve de museo a los frescos de estilo gótico lineal que fueron hallados en el Real Monasterio de Santa Clara. Datan del siglo XIV, están firmados por Teresa Díez y representan escenas de la vida de Jesucristo, San Juan Bautista y Santa Catalina de Alejandría.
De los cinco monasterios que subsisten en la ciudad, destaca el Real Monasterio de Sancti Spiritus, fundado en 1307 por Doña Teresa Gil, actualmente convertido en Museo Comarcal de Arte Sacro.
Es digno de resaltar el receptorio que alberga una importante colección de sargas del siglo XVI.
En la iglesia destaca la cubierta morisca de una sola pieza, el retablo mayor de estilo churrigueresco e importantes retablos atribuidos a artistas toresanos.
En el interior del coro se puede ver el sepulcro en alabastro de la reina Doña Beatriz de Portugal, del siglo XV.
Si en el recorrido por iglesias y conventos hemos contemplado un rico pasado histórico y artístico, paseando por las calles y plazas de Toro, observando sus palacios y casas nos damos cuenta del realengo que aún conserva esta ciudad, que sin olvidarse de su historia, mira hacia el futuro.
De entre todas estas edificaciones nobles caben resaltar el Palacio de los Marqueses de Alcañices, el Palacio de Bustamante, el Palacio de los Marqueses de Castrillo, que alberga la Casa Municipal de Cultura, el Palacio de los Condes de Fuentesaúco y el Palacio de Valparaíso y Hospital de la Asunción y dos Santos Juanes, en la calle Rejadorada.
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En el recorrido no podemos olvidarnos de las puertas del Postigo y del Mercado, pertenecientes al primer recinto amurallado de la ciudad. Sobre la última, en el siglo XVIII se levantó una airosa torre denominada popularmente como "Arco del Reloj", que junto con la Colegiata se ha convertido en símbolo de la ciudad.
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